FIESTA DE CUASIMODO

La Reina, Santiago.


La fiesta de Cuasimodo es una fiesta religiosa popular de Chile Central que data del siglo XIX y que se celebra el fin de semana siguiente al Fin de Semana Santo.
Consiste en una comitiva que acompaña a un sacerdote para entregar la comunión a los enfermos, generalmente postrados, que no pudieron comulgar.
Originalmente la procesión se hacía en caballos, dado que se cruzaban caminos rurales para llegar hasta los afectados. Con ese propósito, se construyó un Coche de Paseo que transportase al sacerdote que, según cuentan en la zona, corría el riesgo de ser asaltado por bandoleros en las rutas.

Esta práctica de Cuasimodo se habría originado en el año 1864, cuando un grupo de amigos decidió proteger al sacerdote del sector para entregar la comunión a quienes no podían asistir a misa. Por esos años un conocido bandolero, Federico Soto, robaba en los caminos aledaños a Talagante. Estos primeros cuasimodistas prestaban un coche cerrado al párroco para que se protegiera de cualquier ataque, pero con el correr del tiempo, la Familia Undurraga facilitó el antiguo coche de paseo familiar, el que ahora pertenece a los Cuasimodistas de la Iglesia Inmaculada Concepción.

La fiesta se celebra comúnmente en las comunas de Lampa, Batuco, Colina, Quilicura, Huechuraba, Conchalí, Cerro Navia, Quinta Normal, Maipú, La Pintana, La Florida, Peñalolén, Los Domínicos, Macul y La Reina, siendo esta última la locación de este registro fotográfico.

Poco antes de las 8:00 am del día domingo 24 de abril, se reunió la comitiva en la Parroquia San José Patrono de la Iglesia, ubicada al frente de la Plaza la Reina en la calle Onofre Jarpa.


Luego de agruparse y recibir la bendición en la parroquia, se dio inicio a la celebración. La caravana empezó a bajar por la calle Carlos Silva Vildósola en un recorrido con varias paradas en hogares, casas de reposo y otros establecimientos relacionados, para terminar finalmente en la Aldea del Encuentro.





La fiesta consiste tradicionalmente en una procesión a caballo que escolta las formas eucarísticas, portadas por el sacerdote que es transportado en una carreta engalanada para la ocasión. El propósito de ella es llevar la comunión a los enfermos y ancianos que no pudieron comulgar durante el triduo pascual.


 
    Los escoltas, llamados Cuasimodistas, se organizan en cofradías y se atavían de manera especial destacando un pañuelo generalmente blanco (para cubrir sus cabellos en señal de respeto a Cristo sacramentado, dado que en su presencia no se debe usar sombrero), cubriendo además sus ropajes de Huaso con una capa corta llamada “esclavina”.
En sus inicios, el sacerdote iba en un carruaje asistiendo a lugareños, acompañado de toda su indumentaria y accesorios de plata y oro. Pero durante el período de la Patria Nueva, afloraron bandidos que asaltaban las comitivas sin respetar al clérigo que oficiaba y a quien robaban todas las cosas de valor; por lo tanto, empezaron a salir escoltados por hombres armados a caballo como medida disuasiva y precautoria.









Los perros se roban la película. Acompañan la caravana durante todo el trayecto y la defienden con garras y dientes de otros perros intrusos que intenten figurar. Mantienen el trote con clase y elegancia y reciben los vítores de la gente que presencia el desfile.





A nivel nacional, existen más de 150 Cuasimodistas y aproximadamente 100 mil personas participan de la fiesta.

Lejos de ir mermándose su celebración, con el tiempo se ha ido actualizando. Se han incorporando bicicletas, motos y autos al recorrido, los que al igual que los caballos y carretas, son adornados por la comunidad con flores y ornamentos de colores sobre todo blanco y amarillo.





Los niños también son actores principales de esta celebración. Acompañan a los cuasimodistas en su trayecto y participan de los bailes y muestras folclóricas que se realizan en cada parada.
Ellos disfrutan del colorido espectáculo, saludando a los Cuasimodistas desde sus casas o en los lugares de encuentro.

MPara la gente esto se ha convertido en una tradición que esperan ansiosamente año a año. Lo interesante de este trayecto en particular, es que parte una zona acomodada de la comuna y termina en una más popular, siendo recibida con la misma alegría y cariño en cada sector del recorrido.
Muchas personas se suman a la caravana y acompañan la comitiva, mientras que otras se instalan en familia a disfrutar del desfile.





Avanzado el recorrido, se deja de lado la formalidad, dando pie a todo tipo de situaciones espontáneas y distintas que se no es extraño ver en un desfile de más de 5 horas de duración.


Los colores y patrones del grupo se repiten y crean distintos submundos visuales en los personajes de la comitiva.
Lo bueno en este estilo de registros fotográficos es que se dispone de bastante tiempo para observar y detenerse en detalles y escenas que ocurren a cada momento. 


Los bailes y presentaciones de las agrupaciones son los momentos más esperados por quienes presencian la fiesta.
Se detienen en lugares designados y presentan bailes de cueca con participantes de todas las edades, donde contrastan los colores y detalles en los vestidos de las mujeres, con los sobrios trajes de huasos en los varones.





Mientras se realizan las comuniones a los enfermos, las presentaciones y los bailes, hombres y mujeres montados a caballo esperan a un costado atentos, como en los inicios de la celebración, a cuidar que todo se mantengan en orden. Al retomar la marcha, un grupo parte primero dirigiendo la comitiva mientras que otro se mantiene detrás para cuidar las espaldas de la misma. En el grupo de cuasimodistas de este recorrido, destaca un jinete no vidente (al centro en la foto posterior) que cabalga junto al grupo y no muestra ningún tipo de impedimento montado en su caballo.






Los distintos grupos que participan en la fiesta se muestran con buena disposición frente a las fotografías, posando incluso en los distintos tramos del trayecto para retratos en sus carruajes y caballos.

Ese día se percibió una energía muy positiva en el ambiente, tanto de parte de los participantes en el desfile como de los vecinos que lo recibieron. Es una muy buena instancia para hacer un registro fotográfico, sobran situaciones de todo tipo y el paisaje se llena de colores y texturas. Además el buen ánimo en la gente hace que se disfrute de principio a fin. 
Hasta el próximo año!