TUNQUÉN
Un escape en medio de la pandemia, dejando un Santiago desolado con la intención de que aislarse en una playa poco concurrida, rompa la monotonía de la rutina de encierro en la que se vive actualmente.
A la vista, situaciones, colores y texturas entregan una desconexión inmediata. No se dimensiona el poder liberador que tiene la naturaleza hasta que se experimenta.
La playa abierta es el escenario que recorren aves, perros, pescadores y unas pocas personas. Por primera vez en mucho tiempo, dejamos de lado los pensamientos sobre la situación sanitaria y nos dejamos llevar por las imágenes que vemos.
Niños se cubren del viento. Pescadores y pipilenes buscan los recursos que les entrega el océano.
El mar se convierte en un lienzo donde la rocas, las algas y la espuma pintan cuadros abstractos. Nosotros con una vista privilegiada guardamos una imagen.
En la vista a la playa, un momento personal de 2 hermanas jugando con su perro.
En la vista a la playa, un momento personal de 2 hermanas jugando con su perro.
Una pareja en su intimidad admira la inmensidad del mar desde una playa pequeña buscando probablemente, la misma sensación de libertad y recarga de energía que experimentamos nosotros en este viaje.