FOTORELATO-06

Región de Valparaíso.

VALPARAÍSO


Valparaíso es una ciudad icónica de Chile. Un lugar muy estimulante visualmente, reconocido por su colorida arquitectura, sus infinitas escaleras, su particular gente y los perros y gatos apareciendo en todas partes del paisaje.
Además es un excelente destino gastronómico y está muy cerca de Santiago, esto lo hizo el lugar ideal para realizar la primera salida de 2022.

En lo personal, este nuevo año tuvo un comienzo intenso y muy determinante.
Con mi novia compramos nuestro primer auto lo que nos proyecta a hacer muchos viajes y salidas. Estamos muy felices por eso, pero el inicio de año estuvo marcado principalmente por la partida de mi querido perro. Esto ha significado un cuestionamiento a muchas cosas y una baja emocional importante. Marcó un antes y un después en mi vida. Por lo tanto este viaje, el primero sin él presente, es un viaje muy especial.




Mi amado perro Milo no alcanzó a viajar con nosotros de forma física en nuestro primer auto, pero sabemos de corazón que nos acompañará a cada destino que vayamos por siempre. A 3 meses de su partida, lo extraño profundamente cada día.
A él, con mucho amor, dedico este fotorelato. ︎




El trayecto del viaje es tan atractivo como el destino mismo. Acá comienza la desconexión y al tomar la carretera, empieza a relajarse la mente y los sentidos se activan.

Cada viaje tiene su banda sonora en particular. Mientras suena durante el camino, dejo mi cabeza fluir y empiezo a pensar en los motivos del recorrido que hacen mis compañeros de carretera.

Somos escoltados por un grupo de motociclistas, la mayoría en parejas. Veo como disfrutan el camino. Imagino que sobre todo para ellos, el trayecto debe ser la mejor parte del viaje.



Un beneficio de los que nos gusta hacer fotografías, es que un atochamiento en el camino puede ser una oportunidad interesante para capturar las escenas que suceden alrededor.

Aparecen imágenes mientras avanzamos lentamente, algunas en la gente detenida, otras de autos y camiones que van junto a nosotros y también de personas en el entorno en el que vamos avanzando.

Finalmente logramos avanzar de forma fluída y tomamos la ruta que nos dirige hacia nuestro destino.







Ya en la ruta a la playa, las escenas comienza a verse más rurales, se muestra el campo y abrimos la ventana para empezar a respirar el aire fresco.

Por fin en el destino, Winebox Valparaíso.
Este hotel rápidamente se convirtió en nuestro favorito. La primera vez que lo visitamos quedamos encantados con nuestra estadía y desde entonces siempre que visitamos Valparaíso volvemos acá. Tiene buen ambiente, es cómodo y bonito, los desayunos son maravillosos y está muy bien ubicado.

Las habitaciones están hechas de coloridos containers apilados que hacen reconocible este hotel desde lejos. En el interior, la mayoría de elementos están hechos de materiales reciclados, jarrones y lámparas de botellas, sillones hechos con tinas cortadas y mesas y sillas de grandes garrafas de vino. En la parte superior cuenta con una terraza con vista panorámica al puerto desde donde se ven hermosos atardeceres.


Ya instalados y con ropa cómoda nos preparamos para lo que venimos: Recorrer, caminar, subir y bajar escaleras.





Una de las características principales de la ciudad porteña son sus extensas y variadas escaleras. Prácticamente hacia cualquier lugar que te dirijas tendrás que bajar y subir más de una. La gente local hace su vida en torno a ellas y están acostumbrados al formato.

No existe mejor bienvenida que una camada de gatos cachorros jugando a nuestros pies, su madre bien alimentada se acerca cariñosa a nosotros.


Algunas escaleras llenas de vida y color, recorridas por miles de pies al día. Otras silenciosas y escondidas, apenas iluminadas por un tímido rayo de luz.
El sector del Cerro Concepción es uno de los principales centros turísticos. Cuenta con tiendas de productos locales, bares y restaurantes. Al estar construído entre cerros y caminos irregulares, parece un lugar nuevo cada vez que se visita.
Luego de recorrer bastante y comer algo para recargar energías nos dirijimos de vuelta al hotel. Tomamos la ruta por el “plan de Valparaíso” que es la parte plana de la ciudad, por supuesto para llegar ahí hay que bajar y subir escaleras.







Una de las cosas interesantes que se puede encontrar en Valparaíso son los contrastes en las escenas que nos rodean. A veces vemos mucho movimiento en un sector y sentimos esa aceleración. Luego cruzamos la calle y aparecen momentos llenos de calma y serenidad. Es una ciudad en constante cambio de ritmo y movimiento dependiendo de cómo y dónde se mire.








Otra de las características más reconocibles de Valparaíso son sus perros. Están por todas partes y forman parte del paisaje. Están bien alimentados y son muy dóciles. A cada momento nos regalan imágenes llenas de alegría con su presencia. Creo que es una gran terapia caminar y hacer fotos de perros en lugares como este. 





Es prácticamente imposible toparse en la calle con una escena como esta y no sonreir. Un perro descansa despreocupado sobre su espalda sin importarle lo que pasa a su alrededor. A veces una buena siesta es el mejor regalo en el mundo. 
















Con el corazón feliz por un lindo de recorrido por la ciudad, lleno de gatos y perros, volvemos al hotel desde donde aprovecho la vista de nuestra habitación para fotografiar las últimas situaciones alcanzo a ver desde ahí antes de subir a la terraza a despedirnos de este lugar y disfutar de un último atardecer.

La última luz de la tarde suele ser la más bonita, también el inicio del anochecer y la aparición de las luces de la ciudad,  sobre todo cuando tienes una vista tan especial y sientes que has aprovechado el día al máximo.






Por la mañana emprendemos rumbo a Santiago con la satisfacción de que el viaje cumplió todas las expectativas.

Siempre es bueno visitar Valparaíso para estimular la vista y los sentidos, es terapéutico y sirve como acto simbólico de inicio a un nuevo ciclo.

Cosas tan simples como esta son las que nos hacen felices.