

Punta Arenas es la capital de la Región de Magallanes y de la Antártica
Chilena. Es una de las ciudades más australes del mundo, siendo la principal con mas de 100.000 habitantes. Su ubicación
geográfica la convierte en un lugar especial: es la única ciudad chilena con un
huso horario distinto al del resto del territorio continental, y también el
único lugar del país donde el sol nace por el mar y se oculta tras la
cordillera. Esto se debe a que Punta Arenas se encuentra al este de Los Andes.
Viajamos hasta aquí junto a mi cuñado y mi suegro, quien nos invitó a acompañarlo durante una estadía en la zona por motivos de trabajo. Estuvimos desde el 23 hasta el 26 de julio de 2025. Era una fecha arriesgada por ser pleno invierno, y en esta región las condiciones climáticas pueden ser especialmente extremas.
Cada vez que visito un lugar por primera vez, suelo hacer una lista de posibles sitios interesantes. Sin embargo, más que seguirla al pie de la letra, me sirve como punto de partida para explorar distintos puntos sin expectativas estrictas y dejarme sorprender por lo que surja en el camino.
Viajamos hasta aquí junto a mi cuñado y mi suegro, quien nos invitó a acompañarlo durante una estadía en la zona por motivos de trabajo. Estuvimos desde el 23 hasta el 26 de julio de 2025. Era una fecha arriesgada por ser pleno invierno, y en esta región las condiciones climáticas pueden ser especialmente extremas.
Cada vez que visito un lugar por primera vez, suelo hacer una lista de posibles sitios interesantes. Sin embargo, más que seguirla al pie de la letra, me sirve como punto de partida para explorar distintos puntos sin expectativas estrictas y dejarme sorprender por lo que surja en el camino.



Miércoles
Llegamos el miércoles a la hora de almuerzo, tras un vuelo de tres horas y media. Ajustamos nuestros relojes al horario local y desde el primer momento, la ciudad se sintió distinta a cualquier otra que haya visitado en Chile.
Mientras íbamos desde el aeropuerto hacia el centro, quedé maravillado con el paisaje. Una de las primeras preguntas que me vino a la cabeza fue: ¿Cómo habrán sido estas vistas cuando las culturas que nos antecedieron habitaron este territorio?
Nos instalamos en el hospedaje y salimos a dar un pequeño paseo para tener una primera impresión de la ciudad antes de descansar para el día siguiente.













Jueves
Este fue el primer día completo para explorar. Nuestro alojamiento estaba justo frente al Cementerio Municipal Sara Braun, uno de los lugares que más quería conocer en este viaje. Salí temprano, con la idea de caminar por la costa, llegar más allá del ex club hípico y regresar por la avenida Bulnes hasta el cementerio, haciendo un recorrido perimetral más amplio que terminara en este lugar al amanecer.
Este fue el primer día completo para explorar. Nuestro alojamiento estaba justo frente al Cementerio Municipal Sara Braun, uno de los lugares que más quería conocer en este viaje. Salí temprano, con la idea de caminar por la costa, llegar más allá del ex club hípico y regresar por la avenida Bulnes hasta el cementerio, haciendo un recorrido perimetral más amplio que terminara en este lugar al amanecer.







A pesar del frío intenso de una mañana de invierno en Punta Arenas, la ciudad se mueve con normalidad. Uno entra en calor caminando, y el frío pasa a segundo plano.
La costanera se extiende a lo largo de la ciudad y, aunque sirve de referencia geográfica, al estar al este —a diferencia de lo habitual en Chile— genera una sensación de desorientación interesante.







Cementerio Sara Braun
Llegué a la entrada del cementerio justo cuando los primeros rayos del sol comenzaban a asomarse por entre las nubes.
Sobre este lugar sólo tenía por referencia que era nombrado cada vez que hablaba con alguien sobre Punta Arenas. Siempre comentarios sobre lo lindo que era y lo especial que lo hacían sus pasillos de cipreses perfectamente podados. Mi idea era no averiguar mucho sobre este lugar para vivirlo en primera persona sin expectivas de ningún tipo.



















En la entrada del cementerio destacan de inmediato los grandes mausoleos, especialmente el perteneciente a la familia Braun-Menéndez. Después de mirar un poco los alrededores de la entrada me dirigí por un camino de árboles y recorrí los pasillos del sector norte. Me detuve en varios de los arreglos florales preparados para los difuntos, por lo general estaban muy bien mantenidos.
En un momento, me encontré con un grupo de pequeños jilgueros posados sobre una tumba abierta, esperando lo que más tarde sería un funeral. Un gesto simbólico, como si también ellos participaran de este rito de despedida.











Más tarde,
me encontré con mi cuñado al interior y seguimos recorriendo este lugar repleto de historias de orígenes y culturas diversas. Debido a una gran migración a finales del siglo XIX llegaron hasta Punta Arenas colonias de distintos lugares del mundo que fueron parte de la construcción de la ciudad. Hoy el cementerio recuerda sus nombres en lápidas de variados estilos y materiales como mármol bronce y hierro forjado.
Al mediodía regresamos al alojamiento, para luego salir a recorrer un poco mas el centro de la ciudad.
Al mediodía regresamos al alojamiento, para luego salir a recorrer un poco mas el centro de la ciudad.


El centro de Punta Arenas no es muy grande, pero su arquitectura sorprende por las marcadas influencias europeas, resultado del auge migratorio de los siglos XIX y XX. Detalles en las fachadas y construcciones revelan el paso de familias croatas, británicas, alemanas y suizas, entre otras. La ciudad fue un importante centro económico durante la fiebre del oro y el auge de la industria lanera, atrayendo a comerciantes y pioneros desde distintas partes.











Uno de los aspectos que más llama la atención es lo segura que se siente la ciudad. Por su ubicación, el acceso por tierra es solo posible desde Argentina, y esto parece haber contribuido a una sensación general de seguridad. Por ejemplo, las rejas generalmente son muy bajas y es raro ver casas con protecciones en las ventanas.



Después de
caminar por los alrededores de la Plaza Muñoz Gamero, encontré que tenía marcado en el mapa, un
pequeño museo de arte moderno unas cuadras más al sur. Mientras me dirigía hacia allá, me topé con
una pequeña plaza donde me detuve mirando los clásicos “árboles peinados”, sólo que estos tenían una particular terminación en la copa, como si
estuvieran peinados estilo mohicano.

Allí conocí a Miguel y Orlando, trabajadores municipales encargados del mantenimiento de áreas verdes. Me explicaron que la forma peculiar de los árboles se debía a las limitaciones de las herramientas de poda, que no alcanzan la parte más alta.
Me invitaron a subirme a uno de los árboles y luego me contaron que esa plaza en la actualidad se llamaba Santos Mardones, antiguamente conocida como Plaza Lautaro. El lugar funcionó como cementerio hasta 1894, cuando fue reemplazado por el actual Cementerio Sara Braun. También me mostraron una roca de mármol, supuestamente del navegante Pascualini, aunque aparentemente se trata de una réplica deteriorada por el descuido. Los vecinos lamentan el estado de abandono del lugar, considerando su gran valor histórico.






Antes de despedirse, me mencionaron que para hacer fotos podía ir a un parque donde habían dinosaurios y que estaba a unos 40 minutos caminando. No tenía mucho tiempo en ese momento para hacer el recorrido pero la idea de un parque con dinosaurios me quedó dando vueltas.



Más en la tarde, pasamos por la Zona Franca de Punta Arenas, con una parada previa en el humedal Tres Puentes, una zona de conservación muy importante para la biodiversidad local.



Viernes
Tenía muchas expectativas para este día.
Previo al viaje, revisé constantemente el clima y se pronosticaba lluvia y nubes para todos los días.
Por suerte fue todo lo contrario, los días que estuvimos allá hubo un cielo hermoso, despejado y con un color azul intenso que no había visto en otra parte.
Especialmente este último día quise que estuviera despejado y mientras desayunamos con mi suegro, por la pequeña ventana de la casa empezó a aparecer la primera luz del sol a través de la cortina.
Salí sin rumbo fijo y terminé llegando a la costa nuevamente. La luz era maravillosa. Me pregunté si quienes viven aquí notan en sus rutinas diarias, lo lindo que es este lugar.
Tenía muchas expectativas para este día.
Previo al viaje, revisé constantemente el clima y se pronosticaba lluvia y nubes para todos los días.
Por suerte fue todo lo contrario, los días que estuvimos allá hubo un cielo hermoso, despejado y con un color azul intenso que no había visto en otra parte.
Especialmente este último día quise que estuviera despejado y mientras desayunamos con mi suegro, por la pequeña ventana de la casa empezó a aparecer la primera luz del sol a través de la cortina.
Salí sin rumbo fijo y terminé llegando a la costa nuevamente. La luz era maravillosa. Me pregunté si quienes viven aquí notan en sus rutinas diarias, lo lindo que es este lugar.












Pasé por la plaza nuevamente, y después de caminar un rato, llegué —casi sin querer— a la misma ex plaza Lautaro. Entonces recordé el parque de los dinosaurios, mencionado el día anterior y decidí ir caminando por la costa en esa dirección.


Durante este trayecto, sentí que atravesaba distintas ciudades en una sola: zonas residenciales de alto estándar, sectores más humildes y una constante presencia del mar, que le da calma a todo el recorrido. Finalmente, me encontré con un enorme buque varado en la costa y la entrada al Parque María Behety.



Investigando más tarde desde Santiago, supe que el barco era el Lonsdale, una fragata británica construida en 1889. Tras un incendio en 1909, fue reflotado y adquirido por la empresa local Braun & Blanchard, que lo usó como pontón lanero hasta 1942. Desde entonces, sus restos permanecen en la costa y fueron declarados Monumento Histórico en 1974.



El Parque María Behety es uno de los principales pulmones verdes de Punta Arenas. Tiene 24 hectáreas con senderos, lagunas, áreas de juegos y esculturas, además de réplicas de animales prehistóricos. En 1961 se levantó un proyecto con la idea de convertir este lugar, prácticamente abandonado, en en un gran parque recreacional. Se concretaron algunos pasos pero en 1973 se derivaron fondos a otros proyectos y el parque no terminó de construirse. Es evidente su abandono pero su valor actual como espacio comunitario es indiscutible.
Desde que entré al parque, sentí una desconexión total. Es un lugar silencioso y aislado, donde el bosque seco y el ambiente húmedo generan una sensación introspectiva, también una idea muy fuerte de un viaje al pasado.
Crucé el parque hasta llegar a la avenida España, y desde allí caminé de regreso al centro.














Pasee por el centro, visité algunas galerías, luego cenamos y esperamos la hora para ir al aeropuerto.










Desde el primer momento, Punta Arenas me pareció un ejemplo de ciudad: limpia, ordenada, segura, con historia y mística. Sin duda, uno de los lugares más especiales que he tenido la oportunidad de conocer. En cuanto tenga la oportunidad volvería sin pensarlo.




