
ZAPALLAR
En búsqueda de un lugar tranquilo y desconocido, para estimular la vista con nuevos paisajes, nació este viaje a Zapallar.
Un lugar recurrente en las vacaciones de las clases acomodadas pero que para mi era un total misterio, muy distinto a las playas donde solía veranear.
Casas lujosas rodeadas de paisajes verdes y accesos muy bien cuidados a la playa daba le sensación de estar en un balneario de lujo.

Tomando el desvío hacia la playa, empezamos a ver una ruta rodeada de eucaliptos y aromos, donde los primeros personajes al costado del camino hacen su aparición.
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Comenzando a recorrer el sector, el paisaje deslumbra a vista abierta y en cada uno de sus detalles. Dentro del pueblo podemos conectar con la playa por distintos caminos y sin darnos cuenta, volvemos donde comenzó el recorrido como si fuese una suerte de laberinto.
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La comunidad de diucones parece estar de acuerdo con el veredicto.








En los alrededores de la pescadería podemos encontrar distintos gatos y perros bastante sociables. Conocen la técnica perfecta para hacerse amigos de los turistas y así obtener un cariño o algo de comida.


La gente que trabaja en el lugar se ve feliz haciendo sus actividades, principalmente pesca y turismo. ¿Quién no haría su trabajo con gusto acompañado de este privilegiado paisaje?










Con la última luz del sol aparecen las siluetas que van dejando la playa hasta una próxima vez.
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